lunes, 19 de marzo de 2012

LA EVALUACIÓN EN EL NIVEL INICIAL

 La evaluación como parte del proceso de enseñanza-aprendizaje
en el Nivel Inicial.
Natalia Duca
M. Andrea Peluso
Instituto María Auxiliadora
Natalia Duca
M. Andrea Peluso
Profesorado de Educación Inicial
Instituto María Auxiliadora
Ciudad de Buenos Aires (Argentina)
La evaluación como parte del proceso de enseñanza-aprendizaje en el Nivel Inicial. Introducción Para la elección de nuestro problema de investigación, partimos de las siguientes preguntas de interés: · ¿Se evalúa en el Jardín de Infantes? · ¿Cuál es el sentido de evaluar en este nivel? · ¿Existe alguna relación entre la forma de evaluar y la práctica docente? A través de estas preguntas disparadoras, arribamos a los siguientes motivos que justifican el porqué de la elección del tema. En primer lugar profundizar acerca de la práctica evaluativa para un futuro docente; y en segundo lugar, no por eso menos importante, para poder atribuirle a esta práctica un verdadero sentido. De esta forma llegamos a la delimitación de nuestra área temática a investigar: la evaluación como parte del proceso de enseñanza- aprendizaje en el Jardín de Infantes. Específicamente nos interesa ahondar en la siguiente pregunta problemática: ¿la práctica evaluativa en el nivel inicial está relacionada con la concepción pedagógica del docente que la lleva a cabo? Dando una respuesta tentativa, podemos decir que: "En el Nivel Inicial (en instituciones de clase media, privadas y confesionales), la evaluación tiene lugar durante todo el proceso de enseñanza – aprendizaje; utilizando como instrumento evaluativo la observación de las conductas manifiestas de los niños, a través de las cuales se revela el cumplimiento o no de los objetivos planificados por el docente. Esta práctica es reflejo de que el educador posee una concepción basada en una pedagogía crítica con influencias de la pedagogía tecnicista". Creemos que la importancia del tema seleccionado, radica en entender al Jardín de Infantes como parte del sistema educativo y, por lo tanto, con intencionalidad propia y específica. En este sentido, es que en la actualidad el jardín de infantes ya no

representa un espacio únicamente recreativo para los niños. Por el contrario, siendo un
nivel con objetivos propios que forma parte del sistema educativo, tiene carácter
pedagógico y por lo tanto en el proceso de enseñanza-aprendizaje, que propone a través
del juego, también se evalúa.
En la elección de nuestro tema de investigación también resultó importante la
premisa de que en la actualidad aún existen diferentes posturas acerca de si en el Nivel
inicial se evalúa o no.
Con este trabajo nos proponemos los siguientes objetivos:
· Contribuir a esclarecer las características de la evaluación en el
Jardín de Infantes.
· Comprender la perspectiva actual en torno a la evaluación a partir
de la indagación de concepciones pedagógicas y sus formas de evaluar que han
sido puestas en práctica anteriormente.
· Comprender el verdadero sentido de la evaluación como parte del
proceso de enseñanza-aprendizaje.
· Recolectar datos e información en la experiencia del Jardín de
Infantes que verifiquen o refuten nuestra respuesta tentativa al problema.
Por último será necesario remarcar que nuestro trabajo de investigación se
caracteriza por ser correlacional, dentro de un enfoque interpretativo. Recabaremos
datos cualitativos debido a que nuestra área temática, la evaluación en el nivel inicial,
constituye un eje de la realidad por el cual buscaremos establecer relaciones, analizar
significados, elaborar interpretaciones, etc. a partir de la información obtenida mediante
la elaboración de observaciones y encuestas.

Marco Teórico
¿A qué nos referimos cuando hablamos de evaluación?
En Nivel Inicial, la evaluación no es utilizada para promocionar el pasaje del
niño, de una sala a otra. Por el contrario, como bien hemos encontrado en la
bibliografía, la evaluación es utilizada por el docente para conocer a los niños y poder,
desde sus características, iniciar cualquier situación de enseñanza-aprendizaje.
Entonces, aunque en el Nivel Inicial rige un régimen de promoción directa (en la
mayoría de los casos), no obstante se acreditan o se certifican los aprendizajes. Además
de utilizar la evaluación para acreditar, el docente también se vale de la misma para ir
mejorando la calidad de enseñanza. La evaluación así entendida, lejos de ser una
complicación se convierte en un elemento generador de cambios profundos y
fundamentados, en los rasgos positivos en la cultura escolar y familiar.
Partiendo, entonces, de que en Nivel Inicial se evalúa, podemos definir que
“evaluar, tal como la palabra lo sugiere, significa valorar, establecer un criterio de valor
acerca de algo. En la vida cotidiana constantemente se está evaluando, aún sin ser
conciente de ello. Evaluar supone tomar cierta distancia de las situaciones, para
entenderlas y juzgarlas. Ese juicio se organiza desde la diferencia entre lo esperado y lo
acontecido, entre los puntos de partida y los puntos de llegada” ( Diseño Curricular para
la Educación Inicial, Marco General, 2000).
En el ámbito educativo la evaluación específicamente constituye un proceso
social continuo que permite tomar decisiones fundamentadas para reorientar la práctica
educativa. En este sentido procura entender y valorar los procesos y resultados de la
acción educativa.
“La evaluación condiciona todo el proceso educativo y tiene como objetivo no
sólo valorar los conocimientos. Su objetivo es mucho más ambicioso. Pretende,

mediante la observación, conocer al alumno para mejor orientarle […] no busca las
diferencias para sancionarlas sino para subsanarlas”(Valero García, 1989)
En el sitio web de la Unión Nacional de Asociaciones de Educadores de Nivel
Inicial (UNADENI) encontramos que hay principios y objetivos que determinan el
carácter de la evaluación en el Nivel Inicial. Estos son:
· Principio de continuidad: que hace referencia a la necesidad de
entender la evaluación como un proceso en el que podemos distinguir
diferentes momentos: inicio-proceso-desarrollo y fin.
· Principio de flexibilidad: que se relaciona con al posibilidad de utilizar
en el proceso evaluador, y siempre en función de los objetivos trazados,
diversidad de técnicas e instrumentos de registro.
Dentro de los objetivos básicos de la evaluación, se destacan:
· Conocer la situación de partida de los componentes que inciden en el
proceso en el momento que se propone la evaluación
· Detectar permanentemente, las dificultades que surjan en el desarrollo
del modelo de actuación seleccionado.
· Reconocer los resultados obtenidos al final del período establecido para
el establecimiento del modelo previsto.
· Valorar los resultados obtenidos
· Replantear el modelo de actuación, de acuerdo con la información
recogida y con su valoración y, consiguientemente, potenciar los
aspectos positivos y corregir los negativos.
Concepciones pedagógicas y sus formas de evaluar.
Para comprender la perspectiva actual que enmarca a la evaluación en el nivel
inicial (descripta anteriormente), será necesario emprender un camino de análisis de las

diversas posturas y concepciones pedagógicas, sus parámetros y sus características
principales.
De esta manera, intentaremos comprender el hecho de que la evaluación ha
transitado por diversos significados y maneras de ser interpretada, ya que cada una de
las tradiciones pedagógicas postulaba una interpretación particular acerca de lo que se
entendía por evaluación.
En primer lugar, el ámbito educativo se sostuvo mediante los principios
pedagógicos de la Pedagogía Tradicional. Aunque el Jardín de Infantes surge en la
época de la Escuela Nueva, será adecuado repasar qué teoría enmarcaba el
entendimiento que sobre la educación existía en el ámbito académico hasta ese
momento. Esta corriente se apoyaba en el paradigma Positivista el cual sigue la
estructura de las Ciencias Naturales y por lo tanto, postulaba un enfoque cuantitativo.
En dicho enfoque, la intención es observar un fenómeno con la mayor objetividad
posible y para esto se construyen instrumentos que permitan tomar distancia y medir
aquella realidad que se está observando. Se considera entonces a la realidad social como
relativamente estable y estática.
De lo dicho anteriormente se desprende que durante la Pedagogía Tradicional el
fin de la evaluación en la educación era el hecho de constatar, verificar y controlar lo
que el niño había aprendido. De aquí nace la idea de evaluar para calificar los resultados
obtenidos por el niño en un período de tiempo.
También, por la influencia de la Pedagogía tradicional se sustentaba la teoría del
conocimiento sensual-empirista y asociacionista. Siguiendo a Elisa Spakowski “esta
concepción teórica concebía al sujeto como una tabla rasa, un sujeto pasivo, universal y
ahistórico; mientras que el objeto de conocimiento era activo y siempre constituido por
unidades simples”. La incorporación de estas unidades se daba de a una por vez y el
sujeto las unía mediante la acción de asociación. Este enfoque entiende que el
conocimiento es aquello que se construye como consecuencia de un proceso
acumulativo y cuantitativo y que cualquier conducta puede descomponerse en partes y
comprenderse de manera aislada. “Es claro por lo expuesto que las acciones ya sean de
verificación, apreciación o control, apuntan a constatar el grado de conocimientos que

los niños habían adquirido finalizado un determinado período de clases, que por lo
general eran períodos cortos”(Spakowski).
Este afán por calificar lo aprendido por parte de los alumnos va acompañado de
aquello que se debe evaluar, fundamentalmente, para esta concepción pedagógica: el
desarrollo intelectual, manual y físico, así como la situación social y familiar de los
alumnos. La evaluación se dirigía únicamente a los niños y su desempeño, no se
consideraba la necesidad de controlar el resto de los componentes del proceso de
enseñanza – aprendizaje, ya que la finalidad del mismo era que el niño adquiera
conocimientos.
De esta concepción pedagógica, no obtenemos ninguna incidencia puntual en el
nivel inicial actual, ya que este surge en la Escuela Nueva como movimiento renovador
y crítico de la escuela tradicional. Sin embargo esta nueva concepción toma de la
anterior la consideración del niño desde una mirada del adulto, determinando sus
intereses, necesidades y conocimientos que debe adquirir. Esto de alguna manera
influye en la forma de evaluar de la Escuela Nueva.
A diferencia de la Pedagogía Tradicional, durante la vigencia de la Escuela
Nueva el enfoque pedagógico se centró en la formación de la persona y por eso la
intención fundamental de la educación era el desarrollo armónico e integral de la
personalidad del individuo. Este desarrollo no se llevaría a cabo sin tener en cuenta la
necesidad de crear un clima de libertad para el aprendizaje de los niños y actividades
que respeten las diferencias individuales y los ritmos de cada niño.
El aprendizaje no se genera por acumulación de unidades para llegar al conjunto
del conocimiento, sino que la Escuela Nueva, siguiendo a Spakowski, “plantea una
concepción empírica del aprendizaje, en la que la manipulación y las sensaciones, como
el ambiente que será educativo y debidamente organizado, estimularán el interés y la
curiosidad de los niños”.
A diferencia del principio asociacionista, esta Escuela postula el principio de
globalización (concepto que proviene de la psicología) mediante el cual hace referencia
a la manera de percibir que llevan a cabo los niños. Se sostiene que el conocimiento no
se acumula y las conductas no pueden descomponerse para medir o controlar. El
proceso mediante el cual el niño incorpora un aprendizaje se da de manera integral e

indivisible y el acento del maestro está puesto en el interés del niño sobre lo que
aprende, más allá del conocimiento en sí. Es un discurso que responde al mandato
explícito de respetar los intereses y necesidades de los niños, en desmedro del
aprendizaje escolar.
El rol docente que refleja esta corriente pedagógica está marcado por una actitud
que critica el papel directivo del maestro en el proceso de enseñanza – aprendizaje,
alegando además que tomar aquel papel sería caer en una postura tradicional y atentar
contra los deseos de los niños. Se infiere cómo influyó en el surgimiento de esta Escuela
los parámetros psicológicos para entender la personalidad de los niños, lo que lleva a
abandonar el contexto social y cultura que engloba a todo individuo. “El eje de los
intereses y las necesidades se vinculan exclusivamente a las características psicológicas
y evolutivas, sesgando aspectos sociales y culturales que los niños y niñas traen como
parte constitutiva de su identidad” (Spakowski)
Siguiendo a Elisa Spakowski “en este momento histórico la evaluación se realiza
con sentido integral, poniendo suma atención en la forma de registrarla, compartirla y
comunicarla”. La evaluación comenzó a tener una participación fundamental en la
planificación y se dirigirá a todas las actividades que se llevan a cabo en el jardín, es
decir, aquellas que fueron directamente planificadas por el docente y que tienen lugar a
lo largo de todo el año y aquellas propias de la institución en general.
Al postular la importancia de los intereses del niño, la Escuela Nueva no se va a
centrar en los desarrollos intelectuales, motores, etc. como los elementos a evaluar. Por
el contrario, se evalúa ampliamente: la planificación, el centro de interés, el juego, las
actividades de música, educación física, plástica, la distribución del tiempo, los
materiales didácticos, entre muchas cosas más. Con esto se refleja la apertura a
considerar los distintos elementos que componen el proceso de enseñanza – aprendizaje.
Con lo dicho anteriormente, podemos afirmar que la evaluación del nivel inicial
en esta concepción pedagógica se realiza a través de la observación, principalmente.
Teniendo en cuenta aquellos aspectos que se encuentran dentro de los centros de interés
de los niños, desplazando totalmente los desarrollos intelectuales. El hecho de priorizar
la espontaneidad del niño frente a los conocimientos, la evaluación posee un carácter
flexible y poco estructurado

Al ser tan flexible la forma de evaluar y el qué evaluar, como respuesta a la
rigidez de la escuela tradicional (que ponía el centro en el maestro), se corre el riesgo de
caer en un exagerado puerocentrismo. “El respeto por las necesidades inmediatas del
niño hizo olvidar que la adaptación de la acción escolar a sus intereses espontáneos
significaba también entregarse a sus intereses superficiales, olvidando que éstos pueden
ser incentivados y encausados en una dimensión nueva, superadora de los
mismos”(Bosch y Duprat,2004).
El modelo pedagógico que sigue a la Escuela Nueva es el denominado
Tecnicista, que se ubica en la década del `70 en nuestro país.
Es una corriente que introduce cambios en la dinámica escolar
fundamentalmente al estar influenciado por el auge del modelo desarrollista,
expansionista e industrialista y que se sustenta en el éxito del enfoque taylorista.
Resultado de aquellas influencias, se desarrolla una pedagogía centrada en
objetivos o conductas. “La operacionalización de los objetivos se caracteriza por una
marcada obsesión por la eficiencia y eficacia tanto de las estrategias metodológicas
empleadas, como por el control de la enseñanza y de la evaluación. A raíz de ello
podemos afirmar que el modelo tecnicista se transforma en tecnocrático”. (Spakowski)
Uno de los aspectos a destacar de esta corriente pedagógica es el cambio en la
organización educativa: se impone que los directivos de las instituciones pasen a ser
personal de conducción y los maestros de ejecución. Es así como se fragmentan las
funciones de los actores de la educación, marcando el papel secundario asignado a los
docentes (y cuánto más a los alumnos) como meros ejecutores de tareas programadas y
organizadas por especialistas que obtiene a cargo la concepción, planeamiento,
coordinación y control de la enseñanza. Se pensaba además que mediante esta fuerte
organización escolar se alcanzaría la eficiencia anhelada que caracteriza a este modelo
tecnicista.
En cuanto a la concepción acerca del aprendizaje, este modelo postula la teoría
psicológica conductista, que interpreta al comportamiento de los individuos como
provocado y potenciado por los estímulos recibidos del medio. El aprendizaje se puede
observar y es considerado como un cambio (visible) en las capacidades del sujeto que
aprende.

La evaluación en esta corriente pedagógica está en estrecha relación con la
búsqueda de eficiencia y eficacia. Como consecuencia, la evaluación apunta a la
selección, a la clasificación de los individuos en productivos e improductivos, eficientes
o ineficientes, exitosos o marginados.
La obsesión por la eficiencia también ha llevado a que la tarea de evaluar se
torne burocrática para los maestros, en desmedro de su aspecto pedagógico y
transformador. Esto se potencia además por la misma intención de la evaluación:
comprobar resultados y cambios de conducta en los niños mediante pruebas objetivas
que legitiman la búsqueda de datos cuantitativos, más que cualitativos.
En el nivel inicial se puede comprobar la incidencia de esta concepción
pedagogía en el énfasis puesto en evaluar el cumplimiento de los objetivos propuestos,
observados a través de las conductas manifiestas de los niños.
La pedagogía crítica
En la década de los ´80, los intelectuales de la educación, considerados
renovadores y progresistas, comenzaron a hacer sus aportes a la pedagogía. Esta fuerte
línea de pensamiento, impregnada de las ideas de los pensadores radicales que surgen a
partir de un movimiento que nace en la Escuela de Frankfurt, se opone a la visión
funcionalista de la educación.
Según Porlán(1996), el papel de la educación desde la concepción tradicional,
pasando por la educación de la Escuela Nueva y el Tecnicismo, siempre fue el
reproductor del tipo de sociedad imperante en el momento de su aplicación y en el cual
predominaba una sociedad dividida en clases; en ella era la clase dominante quien
imponía sus puntos de vista con respecto a la educación.
Para la pedagogía crítica el papel de los contenidos de la enseñanza es
primordial en el pasaje del alumno de su actual condición social hasta un destino
equiparable al de la mayoría.
La posibilidad de acceder a los contenidos, a la que tiene derecho todos los
niños, es vista como una forma de liberación social y se vincula con la democratización
de la educación.

Con esta nueva línea de pensamiento que invade a la pedagogía se instala un
nuevo paradigma que entiende que la sociedad no es homogénea, que existen
diferencias sociales entre las distintas clases sociales, que reconoce la existencia de la
lucha de clases, que tiene en cuenta las contradicciones y que defiende por un lado, el
derecho de todos los hombres a la educación y por otro, considera a la escuela como a la
formadora de hombres que contribuirán al cambio social y lucharán por sus derechos.
Esta propuesta pedagógica, según Elisa Spakowski, se apoya en las teorías de
conocimiento interaccionistas. Éstas reconocen una relación recíproca y dialéctica entre
el individuo que conoce y el objeto de conocimiento. En esta interacción ambos, sujeto
y objetos, se modifican.
Bajo esta concepción pedagógica, según Porlán(1996), la función del docente es
realizar la conexión entre el saber social y el de los alumnos, que es fundamental que
tenga una relación directa. Lo que implica, un amplio conocimiento del ambiente del
niño para adecuar el saber traído de afuera con el bagaje cultural que éste posee.
El niño, de acuerdo a esta pedagogía, es activo. Busca la verdad contrastando los
contenidos presentados por el docente.
La evaluación tiene lugar a través de todo el proceso de aprendizaje de manera
que el alumno vaya comprobando sus progresos. La misma es entendida, utilizando un
término de Spakowski , como “una acción político-pedagógico-didáctica y social” que
lejos de clasificar, controlar y seleccionar a los individuos, permite comprender e
interpretar los procesos de enseñanza- aprendizaje, y a todos sus actores (desde los
niños hasta todo el contexto social e institucional).
La incidencia fundamental de esta concepción pedagógica en el nivel inicial es
evaluar durante todo el proceso de enseñanza-aprendizaje. Además la evaluación no
sólo tiene como fin controlar y clasificar a los niños, sino también reflexionar acerca de
la práctica docente para mejorar la calidad de la enseñanza.
Es también esta concepción pedagógica la que valora los saberes previos del
niño y los toma como punto de partida para la adquisición de los nuevos conocimientos
que serán evaluados.

Método
El diseño de nuestro trabajo se enmarca en un tipo de investigación
correlacional que posee un enfoque cualitativo. Debido a nuestra área temática, la
evaluación en el nivel inicial, necesitamos recolectar datos factibles de ser interpretados,
para arribar a conclusiones de la realidad de la práctica evaluativa.
Procuramos con este tipo de investigación establecer una relación entre la
práctica evaluativa y la concepción pedagógica de aquel docente que la lleve a cabo.
Descripción del método
Se utilizará, para la realización de esta investigación, dos instrumentos de
recolección de datos, a saber: encuesta y observación.
La observación será llevada acabo en una sala de cinco años de una institución
de tipo confesional, privada y de clase media. Para realizar la misma se confeccionará
una grilla que estructure la observación. Se preestablecerán indicadores a observar en
dos ejes: la práctica de la docente en relación a la evaluación y las características de las
actividades que son evaluadas.
La encuesta estará conformada por seis preguntas, de las cuales 5 son de
elección múltiple (una de ellas con justificación pertinente) y la última pregunta de
reflexión.
Este instrumento, será entregado a los siguientes participantes: maestras del
nivel inicial que integran el personal docente de instituciones confesionales, privadas,
de clase media. Se darán un total de diez encuestas.
Operacionalización
Teniendo presente nuestra hipótesis de trabajo, consideramos que está
compuesta por dos variables, una dependiente y otra independiente.
Consideramos como variable independiente “concepción pedagógica”; y como
variable dependiente “formas de evaluar”.

Definiendo brevemente “concepción pedagógica” decimos que serán aquellos
supuestos y consideraciones por las cuales un docente interpreta los conceptos de
educación, enseñanza, aprendizaje, etc. Además creemos que en la concepción
pedagógica subyace un modelo hombre y de sociedad.
Específicamente en nuestra hipótesis al mencionar “concepción pedagógica”,
hacemos referencia a la pedagogía crítica y la tecnicista, en particular.
Por otro lado al mencionar “formas de evaluar”, nos referimos a la práctica
docente que posee la intención de establecer un juicio de valor frente al proceso de
enseñanza- aprendizaje. Entendemos que existen diferentes modos de concretizar la
práctica evaluativa.
En nuestra hipótesis la “forma de evaluar” es considerada durante todo el
proceso de enseñanza aprendizaje, a través de la observación, como instrumento, de las
conductas manifiestas de los niños.
En la búsqueda de elementos empíricos que permitan traducir y medir en la
práctica las variables que hemos definidos, desarrollamos la siguiente lista de
indicadores posibles de ser observables.
· Realiza preguntas para obtener respuestas correctas.
· Frente a la falta de respuestas, las induce.
· Actividades desvinculadas, no secuenciadas.
· Ayuda a terminar trabajos.
· Hace hincapié en aquellos niños que responden.
· Estimula a todos.
· Tiene en cuenta la participación, invitando a aquellos que no la tienen.
· Toma el error como punto de partida.
· Frente al error aparece la corrección inmediata.
· Utiliza registros de observación ya predeterminados.
· Muestra el ejemplo terminado.
· Presenta la actividad mencionando los objetivos.
· Motiva las actividades.
· No realiza presentación de la actividad.

· Propone actividades vinculadas y relacionadas.
· Propone actividades grupales.
· En los trabajos grupales tiene en cuenta el producto final.
· En los trabajos grupales tiene en cuenta el proceso de producción.
· En los trabajos grupales se conversa acerca del producto.
· En los trabajos grupales se conversa acerca del proceso de producción.
· Hace recordar contenidos ya trabajados.
· En los conflictos interviene llamando al diálogo.
· Plantea actividades de producción.
· Plantea actividades de conversación/reflexión.
· En las actividades, interviene sólo cuando el niño lo requiere.
Resultados y Análisis de los datos obtenidos a través de los instrumentos de
recolección de información.
Observación.
Grilla utilizada

Resultados
Utilizando los datos obtenidos en la grilla de observación, tomaremos aquella
información pertinente para comprender la práctica evaluativo de esta docente en
particular. Consideramos aquellos indicadores que fueron observados permanentemente
en el accionar docente, y aquellos que no fueron detectados debido a su ausencia.
A continuación mencionamos aquellos indicadores presentes y característicos de
esta práctica docente en particular:
·Utilizar el “arte de repreguntar”
·Estimular a todos los niños
·Tener en cuenta la participación de los niños
·Recordar contenidos ya trabajados.
·Proponer actividades que abordan contenidos procedimentales y
conceptuales.
·Vincular las actividades a la Unidad Didáctica o Proyecto que se
lleva acabo.
·Proponer actividades de carácter individual
· No Inducir a respuestas correctas
· No Corregir inmediatamente dando la respuesta correcta
· No Ayudar a finalizar trabajos
· No Utilizar registros de observación ya predeterminados
· No Proponer actividades que aborden los contenidos
actitudinales
· No Proponer actividades grupales
Análisis
Relacionando algunos indicadores podemos concluir en primer lugar, que la
docente evalúa el proceso de construcción del conocimiento del niño. Afirmamos esto
porque al utilizar de manera continua el recurso del “repreguntar” (es decir, tomar las
respuestas de los niños para elaborar nuevos interrogantes) y no buscar solamente la
respuesta inmediata y correcta. Ya que la docente pretende que los niños puedan
elaborar una reflexión acerca de aquello que se les está preguntando.
Relacionado con el punto anterior queda claro que la docente no induce a la
respuesta correcta, ya que no es su propósito. Por el contrario esta docente considera
importante la participación de todos los niños, estimulándola en caso de ausencia. Esto
nos quiere decir algo relevante sobre su práctica: ella considera durante la práctica
evaluativa que todos los niños tienen la posibilidad de aprender y de alcanzar los
conocimientos propuestos, y por eso considera fundamental la participación.
Coherentemente la docente no ayuda a los niños a finalizar sus trabajos, debido a
que ella evalúa el proceso y no el producto final. Respetando los tiempos personales que
necesitan los niños para llevar acabo el procedimiento. Seguramente es por esto que
pudimos observar que la mayoría de las actividades abordan contenidos
procedimentales y conceptuales, dejando en un plano secundario los contenidos
actitudinales.
Consideramos sumamente importante que la docente únicamente plantee
actividades de carácter individual, lógicamente descartando la posibilidad de la
actividad grupal. De esta información obtenida de nuestra observación, inferimos que
el eje que enmarca la evaluación de esta docente es que el proceso de construcción del
conocimiento es individual.
Para finalizar el análisis de esta observación realizada retomamos aquel
indicador que nos dice que la docente no utiliza registros de observación ya
predeterminados. Así nos demuestra que ella considera que la evaluación del niño está
lejos de clasificar y controlar, por el contrario al evaluar ella propone comprender los
esfuerzos y logros de cada chico valorando todo el proceso de enseñanza- aprendizaje.
Encuesta
Las encuestas fueron entregadas a 10 docentes del nivel inicial, integrantes de
dos escuelas que poseen las mismas características mencionadas anteriormente en la
hipótesis de investigación.
De todas las encuestas entregadas, nos devolvieron un total de 5, de las cuales
hubo preguntas incorrectamente respondidas, que no fueron consideradas en el
momento del análisis de los datos recolectados (por no respetar las consignas indicadas
de marcar solo una opción, por ejemplo). A su vez, dos docentes nos respondieron vía
mail, debido que fue la forma más práctica de acercarles la encuesta.
Resultados y Análisis.

A partir de este gráfico obtenemos la finalidad atribuida por los docentes a la
evaluación. La mayoría respondió que era para establecer avances y logros de los niños.
Esto demuestra que lo que se tiene en cuenta es todo el proceso desde los puntos de
partida hasta los de llegada, haciendo posible ver los progresos alcanzados por los
niños. Esto también nos habla de que la mayoría comparte la idea de que la evaluación
es atribuida al niño, a pesar de que algunas respuestas apuntan a mejorar la calidad de
la práctica docente.
Podemos inferir además que las dos respuestas elegidas por los docentes
encuestados parten del niño pero, en una el fin es reorientar la práctica y mejorarla; y en
el otro caso el fin es que el niño pueda comprobar sus progresos con la orientación
pertinente de la maestra.
Estas dos afirmaciones lejos de contradecirse, creemos que se complementan.
Porque al mejorar la práctica docente se piensa en la calidad de la enseñanza y
consecuentemente se optimiza el aprendizaje del niño. Sin embargo, al dar la indicación
de solo responder una opción, la mayoría priorizó evaluar los avances y los logros de
los niños.
Ningún docente, según los datos obtenidos por las encuestas, busca evaluar el
cumplimiento de objetivos así como tampoco la adecuación de la actividad planteada.
Coherentemente estas dos opciones son descartadas en una línea de pensamiento que
valora al niño como sujeto participante de su conocimiento.







Por medio de este gráfico obtenemos el momento pedagógico donde los
docentes encuestados incluyen a la evaluación
Nos parece que hay dos cosas importantes a remarcar. En primer lugar, la
mayoría de los encuestados consideran que este momento se lleva acabo durante todo el
proceso de enseñanza-aprendizaje, entonces podemos inferir que consideran que en
cualquier momento en que se ponga a prueba lo que el niño ha aprendido es el momento
adecuado para evaluar. Esta línea de pensamiento coincide con la pedagogía crítica; ya
que es esta concepción la que sostiene que la evaluación debe darse durante todo este
proceso de enseñanza-aprendizaje para que los niños puedan ir comprobando sus
progresos. Además podríamos agregar que debido a una evaluación constante durante
todo este proceso, el docente puede ir reorientando su práctica.
Por otro lado también hemos obtenidos datos relevantes que fueron otras dos
opciones; una cantidad considerable cree que el momento de evaluación es durante todo
el proceso de enseñanza-aprendizaje y en actividades específicas. Si reflexionamos
acerca de lo expuesto anteriormente con respecto a evaluar durante todo el proceso de
ens.-aprend., creemos que es contradictorio considerar que hay actividades específicas
para evaluar, porque entonces si bien las docentes responden “durante todo el
proceso…” en verdad creen que los momentos son a través de estas “actividades
específicas”., por lo tanto la evaluación sucede en ciertos momentos específicos y
apuntando a ciertos objetivos que las docentes plantean que los niños alcancen. Lo
mismo sucede con aquellas docentes que respondieron que la evaluación es durante
todo el proceso de enseñanza-aprendizaje y al final del mismo. El haber elegido esta
segunda opción nos habla claramente que las docentes consideran la evaluación dentro
de este proceso pero no en cualquier momento, sino al final del mismo; es claro
entonces que también aquí se estén evaluando objetivos y no el proceso de construcción
de conocimiento que hace el niño.

Mirando el gráfico podemos ver claramente que frente a la pregunta acerca de
quiénes son los que evalúan, la mayoría de los docentes encuestados respondieron
“docentes y autoridades”. La información obtenida a través de esta pregunta no nos
llama particularmente la atención, ya que coincide con la finalidad que le adjudican los
mismos encuestados en la primera pregunta. Los mismos consideran que la finalidad de
la evaluación es establecer logros y avances de los niños, y ¿quiénes más que los
docentes y las autoridades pueden establecerlas? Por lo tanto, el hecho de que la
mayoría haya seleccionado “docentes y autoridades” como sujetos que evalúan, es
coherente con lo respondido anteriormente.
Sin embargo hubo un porcentaje menor que consideró que evaluar es una acción
que puede realizarse por cualquiera de los actores que integran el proceso de enseñanza
aprendizaje; incluso los padres de los niños. Lo importante a observar, es que en esta
opción también se evalúan los avances y logros de los niños, pero éstos son evaluados
por los niños, por los padres de los mismos, por los docentes y por las autoridades;
evaluando, a su vez, el rol que cumplen todos dentro del proceso.
Por último hubo una cantidad de respuestas que nos dicen que todos evalúan,
menos los niños. Considerar que los niños no realizan la acción de evaluar, es
considerarlos sujetos pasivos de su propio aprendizaje, desligados del proceso de
construcción del conocimiento en el cual es necesario revisar los errores, retomar ideas
y nuevos aprendizajes, fortalecer aquello que resulta dificultoso, etc. En este sentido es
que los niños deben evaluar como cualquiera de los demás sujetos que intervienen en el
proceso de enseñanza-aprendizaje, ya que forman parte del mismo y pueden aportar un
punto de vista distinto y especial, si se los considera, desde su etapa evolutiva y edad
particular, como actores activos de este proceso.

Podemos observar en los resultados de este ítem que el esfuerzo y el
procedimiento son, en la misma proporción, los aspectos más importantes a la hora de
llevar a cabo la evaluación a los niños.
Esto nos significa que la evaluación se comprende, por parte de los docentes,
como momento didáctico en el que se valora el trabajo del niño, sus pasos, su camino,
su voluntad, su dedicación; en si sus ganas e interés puesto en la actividad, que incluye
también la atención por parte del niño.
Puede significarnos además que las maestras no buscan con la evaluación
cumplir objetivos propuestos. Ya que al tener en cuenta en menor medida el logro como
aspecto a evaluar, se demuestra que no es el producto final lo que importa. Sino que se
respetan los tiempos propios de cada niño, las posibilidades de cada uno de acuerdo a
sus capacidades, que pueden ser muy distintas.
Por su parte, la opción “logro”, no está nula sino que algunas docentes toman
éste como aspecto a evaluar.
En este sentido es importante resaltar algunas de las justificaciones dadas por las
maestras. Una en especial explica que al seleccionar la opción “logro” es por considerar
muchas veces en ella otro aspecto: el esfuerzo. Esta justificación creemos que se basa en
un supuesto de que los logros son la consecuencia del esfuerzo; y el procedimiento de
alguna manera se deja de lado. En el fondo se puede leer la idea que subyace este
pensamiento: el niño debe alcanzar los logros establecidos por la maestra. Entonces a
partir de esta respuesta, la evaluación del niño se adjudica al alcance de los objetivos
propuestos, considerando el esfuerzo de los niños pero sin tener en cuenta la manera en
que los logra, es decir el cómo llega a tal alcance.
Por el contrario en las encuestas que optaron por el procedimiento se detecta
fundamentalmente la consideración de cada niño en particular a la hora de evaluar. Las
maestras justifican que es el proceso de construcción de cada niño el que refleja sus
logros y esfuerzos; cada niño tiene sus propios tiempos que deben ser respetados para
generar un análisis adecuado del proceso de construcción de tal logro. Se observa en las
respuestas, entonces, que se relaciona el procedimiento con el proceso.
En las encuestas que respondieron por el esfuerzo también se resalta la
consideración de cada niño en particular. Algo importante es que el logro se considera
como relativo y posible de ser atribuido a imitación o a facilidad. Entonces tomarlo para
evaluar puede llevar a establecer evaluaciones desconectadas de lo que realmente el
niño alcanzó. Lo que verdaderamente importa para estas docentes es la actitud. Existe la
idea de que con esfuerzo se llegan a los logros. En una de las encuestas, la opción por el
esfuerzo como aspecto de mayor importancia a la hora de evaluar, se basó además en la
idea de que el trabajo de los contenidos en Nivel Inicial es una primera aproximación a
los mismos que luego serán retomados para reforzarlos en el Nivel Primario. Esto marca
una postura frente a la evaluación que sostiene que la adquisición de contenidos
específicos no es parte de la finalidad del jardín; y por tal motivo, la evaluación no es
orientada a objetivos específicos de contenidos particulares, sino al esfuerzo de cada
niño.
Creemos necesario remarcar la variedad de posturas en este punto que llegan a
dificultar la generalización de los resultados. Por tal motivo el análisis incluye los
significados que resultan de cada justificación brindada por las docentes.









A partir de la información brindada por este gráfico, se detecta que las
modalidades utilizadas en el momento de evaluar giran en torno al análisis de las
producciones de los niños como práctica habitual de las docentes. Este análisis está
acompañado además de los registros en el momento de la actividad y la observación
libre. Este análisis de las producciones una vez realizadas representa una práctica que, si
bien puede pensarse como que la evaluación es entendida desde analizar el producto
final, se complementa con las otras opciones indicadas. Entonces la evaluación no es
entendida únicamente como una práctica para determinar el producto final del niño.
Sino que las anotaciones en el momento de la actividad y la observación libre nos
demuestran que la evaluación también es entendida como una acción abierta, no
predeterminada, que contempla el procedimiento (al registrar lo ocurrido en el momento
mismo de realización de determinada actividad) y diversos imponderantes que puedan
ser aspectos relevantes para evaluar (a través de la observación libre, por la cual se
tienen en cuenta todos los hechos ocurridos a lo largo de las jornadas escolares).
Pregunta 6: ¿Cuáles son sus falencias y logros a la hora de evaluar a los niños?
¿Por qué? (justificar brevemente)
Debido al carácter abierto de esta pregunta, no se realizó un gráfico que logre
mostrar los resultados obtenidos de la misma. Las justificaciones realizadas por las
maestras no se consideraron como respuestas factibles de ser agrupadas.
Sin embargo, leyendo las respuestas dadas por las docentes encuestadas,
encontramos algunos factores comunes a la hora de responder cuales son las falencias.
La mayoría ha respondido que la gran falencia que encuentran en su práctica
evaluativa es la falta de tiempo. Las maestras no pueden dedicarle a la evaluación de
cada niño el tiempo que quisieran, debido a las rutinas propias del jardín y a las
exigencias de la institución misma con respecto a otras cuestiones escolares (como
pueden ser festejos, reuniones, etc.) Las docentes encuestadas comentan que tampoco
pueden evaluar realmente durante todo el proceso de enseñanza aprendizaje y deben
limitarse a hacerlo en algunos momentos específicos. Una de las encuestadas manifestó
su deseo de poder evaluar más con los niños, que no puede realizar. Esto nos habla de
su intención de que los niños sean protagonistas en su construcción del aprendizaje.
Con respecto a los logros obtenidos, fueron pocos los nombrados. En verdad
hubo una encuestada que respondió que ella considera como logro el poder hacer
devoluciones en el momento a cada niño, aportándole lo que cada uno necesita. Sin
embargo no obtuvimos muchos aportes respecto a los “logros obtenidos”, por lo tanto,
podemos inferir dos cosas posibles; un motivo es que se hayan olvidado de responder
logros al terminar de mencionar falencias; y el otro motivo es que consideren que
realmente no tienen ningún “logro”, sino que simplemente evalúan como les han
enseñado a hacerlo o les exigen hacerlo.
Conclusión
En el transcurso del presente trabajo, investigamos respecto de la práctica
evaluativa que se lleva acabo en el nivel inicial. Más precisamente intentamos
establecer una relación entre la concepción pedagógica del docente y su forma de
evaluar.
Teniendo en cuenta lo expuesto en el marco teórico respecto a las formas de
evaluar en cada concepción pedagógica, y uniendo esta información con los resultados
obtenidos en el trabajo de campo, podemos concluir que nuestra hipótesis, que sostiene:
“En el Nivel Inicial (en instituciones de clase media, privadas y confesionales), la
evaluación tiene lugar durante todo el proceso de enseñanza – aprendizaje; utilizando
como instrumento evaluativo la observación de las conductas manifiestas de los niños, a
través de las cuales se revela el cumplimiento o no de los objetivos planificados por el
docente.
Esta práctica es reflejo de que el educador posee una concepción basada en una
pedagogía crítica con influencias de la pedagogía tecnicista", se encuentra
confirmada.
Sin embargo, a pesar de haber confirmado nuestra hipótesis, creemos necesario
mencionar que “las influencias de la pedagogía tecnicista” tienen una muy fuerte
presencia en la forma de evaluar. Las docentes encuestadas nos han afirmado que
poseen una concepción basada en una pedagogía crítica con influencias de la escuela
tecnicista, las cuales están enraizadas en sus prácticas, y por lo tanto en la práctica
evaluativa. Por tal motivo, concluimos que las influencias tecnicistas no ocupan un
segundo lugar a la hora de llevar a cabo la evaluación, sino que determinan altamente
las prácticas evaluativas.
En este sentido, consideramos que las docentes poseen una concepción basada
en la pedagogía crítica en lo referente a que entienden que el alumno es un sujeto activo
que construye su conocimiento, en donde el docente debe favorecer las situaciones de
enseñanza-aprendizaje, para que el niño pueda apropiarse del conocimiento que lo
rodea. También es propio de la pedagogía crítica el hecho de considerar a la evaluación
como una acción llevada a cabo durante todo el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Además, debido a una evaluación constante durante todo este proceso, el docente puede
ir reorientando su práctica.
Sin embargo teniendo en cuenta los datos aportados por los instrumentos de
recolección de información, vemos cómo el docente en teoría posee una concepción
pedagógica crítica y en la práctica aplica principios que tienen más que ver con la
escuela tecnicista. Podemos afirmar esto siguiendo la información obtenida en el trabajo
de campo llevado a cabo. Entre los datos relevantes que demuestran esta conclusión, es
necesario retomar el hecho de la frecuente propuesta de actividades individuales, por lo
que se puede pensar en la importancia atribuida al desarrollo de las capacidades de cada
niño en particular siguiendo el ideal de la búsqueda de eficiencia y eficacia y la
necesidad de clasificar a los individuos de acuerdo a sus conductas.
Refiriéndonos a nuestro trabajo de investigación podemos mencionar, en primer
lugar, que nos encontramos limitadas a la hora de observar la realidad. Ya que si bien
pudimos llevar a cabo una observación pautada, la misma no proporcionó grandes
aportes debido a que la ejecutamos en el mismo momento en que realizábamos nuestras
prácticas del profesorado en el cual estudiamos. Por lo tanto, la experiencia se vio
limitada por nuestra presencia en la sala y nuestra práctica en la misma.
Por otra parte, hubiera sido interesante, para poder generalizar aún más los
resultados obtenidos, haber observado en más de una escuela. Pero por cuestiones de
falta de tiempo y lugares a los cuales poder acceder, se nos dificultó llevar a cabo estas
alternativas de investigación.
Además, consideramos importante comentar que nos encontramos limitadas a la
hora de llevar acabo las encuestas, ya que no pudimos alcanzar a entregarlas en más de
dos escuelas de las mismas características. A su vez, en cada instituto fue mínima la
cantidad de docentes que accedieron a respondernos. Creemos que el momento en que
planteamos la encuesta (fin de año), no fue el más adecuado debido al exceso de trabajo
que poseen las maestras y la falta de tiempo que tienen. A su vez, por esta mala
predisposición por parte de algunos docentes, hubieron preguntas mal contestadas o sin
respuesta; limitando la información que nos podría haber aportado el instrumento.
La dificultad en la generalización de los datos para alcanzar resultados
adecuados, también se vio potenciada por la variedad encontrada en las respuestas de las
docentes (como es el caso de la pregunta Nº4 referida al esfuerzo, logro y
procedimiento como aspectos a evaluar). En algunas preguntas formuladas, existía un
gran abanico de respuestas que impedían la elaboración de conclusiones generalizables.
También es cierto, manifestando una autocrítica, que la encuesta quizá no estaba
adecuadamente formulada y eso también provoco una mala interpretación de la misma.
Sin embargo, creemos haberla confeccionado considerando los datos más importantes a
recolectar, intentando abarcar, lo mejor posible, la información necesaria para analizar
la realidad.
En cuanto a nuestros objetivos propuestos al inicio del presente trabajo,
podemos decir que la mayoría de los mismos se han cumplido. Ahondando un poco más
sobre su cumplimiento, nos encontramos con que:
-nuestro objetivo acerca de comprender la perspectiva actual de la evaluación
indagando las concepciones pedagógicas y sus prácticas que fueron puestas en marcha
con anterioridad; se cumplió ampliamente ya que hemos podido indagar con la
profundidad deseada, iluminando de esta forma nuestro trabajo de campo.
-el objetivo que planteamos referente a recolectar información que afirme o
refute nuestra hipótesis también se ha cumplido, sin dejar de lado las limitaciones de
generalización que ya fueron mencionadas.
-por último, retomamos los objetivos de establecer las características de la
evaluación en el nivel inicial y comprender su verdadero sentido. Ambos fueron
alcanzados gracias al marco teórico y a los datos aportados por las encuestas y la
observación. A partir del marco teórico comprobamos que el verdadero sentido de la
evaluación en el nivel inicial no es promocionar a los niños de sala, acreditando su paso
de año, sino reorientar la práctica docente y establecer un continuo intercambio con los
niños para que sean ellos los que observen sus progresos y avances. De esta forma la
evaluación tiene el sentido de evidenciar logros de los niños y obviamente estos logros
también se encuentran relacionados a los alcances de la práctica docente. Por eso
podemos decir que evaluando a los niños también estamos evaluando al docente.
Por otro lado, mediante la observación realizada y aludiendo a la información
del marco teórico incorporada, entendemos que las características de la evaluación en el
nivel inicial, tienen que ver con darle a la misma un carácter flexible y doble: en
actividades específicas y en todas las oportunidades que surjan durante todo el proceso
de enseñanza- aprendizaje.
Por último, concluimos que existe una necesidad permanente de cuestionar la
práctica docente, revisar las acciones cotidianas, detectar prácticas vacías de sentido
(tradicionales). Creemos que el énfasis puesto en mejorar la calidad de enseñanza de los
docentes es el primer paso en la búsqueda de aprendizajes significativos por parte de los
niños. La importancia del tema investigado radica, entonces, en entender que la
evaluación cumple un papel relevante y novedoso si también es llevada a cabo hacia la
práctica del docente mismo.
Bibliografía
· http://www.unadeniargentina.com.ar/material/evaluacionnivelinic
ial.htm
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http://www.educared.org.ar/infanciaenred/dilemas/sintesis_agosto.pdf
· Valero García, Dr. José María (1989). La escuela que yo quiero.
Bs. As,, Gram Editorial
· Porlán R.(1996) Cambiar la escuela. Bs As. Ed, Magisterio del
Río de la Plata
· Diseño Curricular para la Educación Inicial. Marco General.
(2000). Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
· Bosch, Lydia Penchansky - Duprat, Hebe San Martín (2004). El
nivel inicial. Bs. As. Ed. Colihue.
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